martes, 18 de enero de 2011

American Dreams


Recuerdo la primera vez que vi un capítulo de esta serie de televisión. En Venezuela la transmitía, si la memoria no falla, el canal Sony los días lunes. La recuerdo por la música, la estética y la temática que muchos clasificarían de “clásica” y otros, despectivamente, de “retro”.

La historia de una típica familia americana de principios de la década de los 60´ podría no ser de mucho interés, pero éste no es el caso. Si bien el drama interno propio de toda familia está presente, y es el hilo conductor de los acontecimientos, también se pueden observar cómo era la sociedad de esos años, las convenciones y prejuicios que imperaban en la época. Las relaciones sociales no estaban amalgamadas como en la actualidad; los roles femenino y masculinos estaban muy bien delimitados –y casi siempre a favor del hombre-. Eran tiempos donde la diferenciación entre blancos y negros todavía era considerada “correcta”, la política se concentraba en el eje “oriente y occidente”, con la amenaza siempre latente de un ataque nuclear y la carrera espacial apenas se iniciaba.

Sin embargo, ésta también es fue la época dorada para la música. Ya el rock, el blues y el gospel habían dado sus primeras cosechas y las influencias de estos géneros confluían, mezclándose y evolucionando según el ritmo de las nuevas generaciones. Ya estaban los Beatles con sus eternas melodías; los Rolling Stones y Bob Dylan marcaban tendencias, asombrando al colectivo con su letras y actitudes. Era la época del baile en televisión, y de reuniones familiares que se daban de forma cotidiana, no esporádica.

Todo esto está presente en este show. Es una ventana hacia ése pasado –no tan lejano como queremos creer- donde la primacía tecnológica sólo despuntaba. Los personajes son retratos de una familia tan real como cualquiera, con sus problemas y alegrías, los niños prodigio y los “rebeldes con causa”. La cuidada estética no da margen de error y, verdaderamente, cuenta con un sentimiento de calidez y familiaridad que el equipo de guionistas supo imprimir desde el primer episodio.

Una recomendación y un estupendo re-descubrimiento que transmite de lunes a viernes Animax. Un sueño que persiste, un retrato de la década que cambió el mundo.

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